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CASTRAR NO ES LO MISMO QUE ESTERILIZAR, NI AFECTA IGUAL A GATOS Y GATAS


El comportamiento reproductivo de los gatos no es equiparable en muchos aspectos al de otras mascotas, como los perros. Su complejidad y sus especificidades hacen que elegir el cómo se esteriliza a un gato o a una gata sea un asunto muy importante.

Los veterinarios advierten que muchas veces se habla con frivolidad sobre la esterilización, es decir, el acto médico o quirúrgico que impide que una mascota se reproduzca. Hace falta información y que se acabe con las falsas creencias de una práctica que en las sociedades desarrolladas han generalizado para evitar la sobrepoblación y el abandono de animales domésticos.

La diferencia recae en extirpar o no los órganos. Lo primero que debemos saber es que, según se elija entre esterilización, que puede ser quirúrgica o química, o castración, que implica la extirpación de los órganos sexuales, pueden tener distintas repercusiones en el comportamiento de los felinos, así como también se diferencian entre gatos y gatas.

Se puede esterilizar quirúrgicamente a un gato, realizando una vasectomía si es macho o una ligadura de trompas si es hembra, pero su comportamiento reproductivo seguirá siendo exactamente el mismo, aunque no pueda tener camadas. El macho seguirá marcando con la orina o arañazos y la hembra seguirá entrando en celo y aparecerá la misma incidencia de tumores de mama en su caso.

Los cambios de comportamiento se producen por la extirpación de los órganos sexuales, ya que desaparecen las hormonas. Antes de realizarlo, debemos tener en cuenta el estado de salud y el carácter de los gatos. Los veterinarios recomiendan la castración en los machos que son dominantes y agresivos, así como en los que padecen hiperplasia prostática. A diferencia de las hembras, ya que no se recomienda en aquellas que sean muy agresivas y dominantes, esto porque los estrógenos suavizan el carácter, pudiendo generar problemas a futuro.

Ayuda también con aquellos gatos agresivos que se escapan buscando hembras o pelear con otros gatos. Sin sus testículos, el gato no segrega testosterona, por lo que se vuelve menos agresivo, acepta a otros gatos y dejará de escaparse.

Los beneficios para la salud, como exponen los veterinarios, son mayores a las desventajas. En las hembras, previene infecciones de matriz, tumores de mama, de matriz y de ovarios, elimina el celo, y los problemas que este conlleva. Las gatas entran en celo en el buen tiempo, la primavera, y se acaba cuando las montan, pero a las gatas que viven en departamentos, al estar en climas homogéneos se confunden y entran en celo continuamente, pudiendo generarles patologías graves como tumoraciones; con la castración se evita. En el caso de los machos también se previene con la castración los tumores testiculares, prostáticos y anales.

Entre las desventajas de la castración están la incontinencia urinaria, cambios negativos de comportamiento y una tendencia mayor a la obesidad.

La intervención debe programarse en función de la edad y salud del gato, ya que de hacerse en un momento inadecuado puede poner en peligro la salud del felino. Habitualmente se esteriliza entre los 5 y 7 meses de vida. En el caso de las hembras en celo, con todos su órganos reproductivos congestivos y un gran aporte sanguíneo, aumenta el riesgo de complicaciones, y si además está ovulando, aumentan las infecciones.


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