Coco se ha convertido en uno de los atractivos de las calles de Palermo, en Buenos Aires. Este gato bengalí juega como un auténtico perro y pasea con correa.
"Nadie le obliga, se sube al ascensor por su cuenta, agarra su correa y baja a la calle", asegura Johanna, que se considera una amante de los gatos.
Esta joven tiene en coco a su mejor amigo felino y se muestra orgullosa de tener una mascota que reúne lo mejor de los gatos y de los perros.
Pese a todo admite que "no es un gato tranquilo". "Algunas personas me preguntan si es un gato salvaje, un jaguar o un tigre", señaló.
Su aspecto y su comportamiento lleva a algunos residentes a hacerle fotos, incluso algunos lo confunden con un animal salvaje.
"Algunas personas han pensado denunciarme a las autoridades por eso. Lo que pasa es que no pueden creer que haya un animal a rayas en medio de Palermo", explicó.
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