Los expertos han informado a la población que la convivencia con animales, especialmente con gatos, es un factor de riesgo a la hora de contraer la enfermedad durante el embarazo.
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Ya que, los gatos son los principales transmisores de la toxoplasmosis y la contraen cuando comen carne infectada.
Sin embargo, lo recomendable es que si estás embarazada y tienes un gato, debes evitar la limpieza de las cajas donde tu gato genera las heces y no realizar trabajos de jardinería sin guantes, ya que los parásitos de sus heces pueden desplazarse con el viento y depositarse en otros lugares cercanos.
Con las medidas higiénicas adecuadas es difícil contagiarse, pero muchas futuras mamás tienen tanto miedo por la salud de su futuro bebé en camino, que optan por deshacerse de su gatito. Una situación muy triste para el felino.
No obstante, antes de pensar en renunciar al gato, comprueba con los resultados de tus análisis, que realmente no has pasado la toxoplasmosis. Y si es así, piensa en tu gato y también en todas las medidas que debes adoptar para no contraer la enfermedad.
Y es que la toxoplasmosis no sólo la transmiten los gatos, el Toxoplasma gondii también puede estar presente en verduras, frutas, legumbres, embutidos y carne poco cocinada. Entonces sé precavida al lavar las frutas y verduras, sobre todo a la hora de preparar ensaladas. Comer la fruta siempre picada y dejar embutidos para después del parto.
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