Muchas veces observamos en nuestros gatos cambios de comportamiento algo bruscos, y tendemos a pensar en que son bipolares, o que están locos directamente. Pero la mayoría de estas ocasiones, resulta que ¡no estamos entendiendo nada! A veces estos cambios tan repentinos de temperamento vienen acompañados con algunas señales corporales previas que no somos capaces de observar. Otras veces, realmente al gato le ha pasado algo y se ha asustado.
Voy a intentar enumerar y explicar las situaciones más comunes de la supuesta bipolaridad en los gatos:
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Mi gato es bipolar porque cuando le estoy acariciando me muerde. ¡Qué arisco!
Esta situación es muy habitual, resulta que no nos damos cuenta de lo abusivos e invasivos que somos en nuestra relación con nuestros gatos. Antes de morderte, ha empezado a mover el rabo, señal de que está nervioso, molesto, pero seguimos acariciándole, y puede que ponga las orejas hacia atrás, ya sintiéndose más invadido en señal de defensa, hasta que finalmente, nos muerde. Antes, ya has visto que te ha estado comunicando que empezaba a sentirse incómodo con tanta caricia. Ellos no necesitan tanto contacto por lo general, prefieren estar tumbados encima de ti sin que les agobies mucho. Las caricias las necesitamos nosotros, y de esta manera también transmitimos al gato nuestro estado de ánimo y cierta "basurilla energética". A veces, no quieren que esa energia les afecte. Tenemos que ser respetuosos en nuestro contacto con los gatos, intentando ser responsables de nuestro estado, sin transmitírselo, y sobre todo observando su lenguaje corporal para notar cuándo le estamos molestando para parar. Yo siempre digo que si tu gato acepta 5 caricias y luego muerde, dale sólo 3. No llegues al momento en que él tiene que sentirse molesto y avisarte. Si consigues esto, tu relación con tu gato será excepcional. Gracias a esto, puedes aprender a ser menos invasivo en tu vida cotidiana, darte cuenta de que puedes llegar a ser muy demandante y asfixias un poco a la gente que tienes cerca. Respeto, responsabilidad, y disfrutar simplemente de una compañía e incluso de la soledad, sin necesidad de contacto invasivo.
Mi gato viene a pedirme mimos y cuando se los doy, ¡me muerde! ¡Traidor!
Los gatos necesitan dejar sus feromonas a diario en su entorno, y también en las personas con las que vive. Normalmente, los gatos que confían en ti y quieren tener una buena relación contigo (que no contacto directo excesivo), vienen a marcarnos. Vienen de frente, con el rabo en vertical, se rozan con nosotros, dejando su olor e impregnándose del nuestro, formando así un olor de grupo que le aporta seguridad. Nosotros como somos de aquella manera, interpretamos que el gato nos ama y que quiere que lo hagamos nuestro, así que tendemos a acariciarle de nuevo en exceso e incluso a agarrarlo entre nuestros brazos. ¡El gato sólo viene a marcarte y de repente abusas de él! Se estresa y te muerde, o se asusta, te bufa y sale corriendo. ¿Pero no venía buscando mimos? Pues parece que no, de nuevo, no le hemos entendido. Intenta dejar que se roce contigo, que te marque, que se quede agusto con eso, y no intervengas demasiado. Puedes acariciarle un poco pero si ves que está molesto o nervioso, deja que haga el marcaje necesario para sentirse tranquilo. Es un momento muy importante para ellos, sobre todo cuando están estresados.
Mi gato se tumba delante de mi enseñándome la barriga para que se la rasque, pero cuando lo hago, ¡me muerde!
Pues claro, porque no te está pidiendo que le rasques la barriga. Esto no es un comportamiento bipolar tampoco. El tumbarse bocarriba normalmente, en situaciones de confianza, es una provocación al juego, y el juego se basa en cazar. Si tu mano entra en la "zona peligrosa" que él te está mostrando provocativamente, ten por seguro que sus garras te van a atrapar como harían con otro gato con el que juegan o con una presa. Así que no te está pidiendo mimos, te está pidiendo que juegues con él, está activo, y cuando están nerviosos, es el peor momento para los mimos. Necesitan jugar y distraerse. Si le pones la mano ahí para que juegue con ella, jugará (cuando la misma situación para ti es, rascarle la barriga). Por supuesto hay gatos que vienen a pedirte que le rasques la barriga, pero estos gatos no muerden cuando lo haces, por tanto no estarías leyendo esto buscando una explicación. Además, tampoco hay que confundir la posición bocarriba de estos casos con la actitud defensiva, que ocurre en una situación totalmente distinta, que implica miedo y tensión.
Mi gato está tan tranquilo y de repente sale corriendo como loco, yo pienso que le ha dado un "flus" y no le doy más importancia.
Esto suele ocurrir más en gatos jóvenes y/o muy activos. Tiene varias explicaciones, la más común es que tienen energía acumulada y necesitan descargarla un poco, así que corren, saltan y a veces parece que se suben al techo. En gatos muy jóvenes es normal, pero hay que tener en cuenta que si tiene tanta energía acumulada, podemos llamarlo estrés, y quizás el gato no tiene suficientes estímulos ni posibilidad de juego que le ayude a mantener un equilibrio. También, dentro de lo que puede ser una situación de estrés, podemos observar también que el gato, tras salir corriendo, se para y se lame compulsivamente durante unos segundos, su pelaje parece que tiembla, sacuden la cabeza, se rascan... Esto son síntomas de estrés, y los motivos pueden ser innumerables. Depende de si el gato está asustado, o simplemente corre y juega con todo, si tira objetos al suelo porque está aburrido, etc., podemos intentar averiguar por qué está tan sensible, qué puede estar molestándole. Incluso puede deberse a un dolor: está tumbado, siente un dolor agudo y sale corriendo asustado, se lame en la zona. Si lo observamos bien, podremos entender la situación mejor y ayudarle. En cualquier caso, es importante y no hay que dejarlo pasar como si le hubiera dado "flus".
A mi gato una vez le pasó que estaba muy tranquilo y de repente me atacó muy violentamente. Se volvió loco.
Tampoco se vuelven locos así sin más. Descartando un posible dolor agudo, esta situación es bastante frecuente, se llama agresividad redirigida. El gato que sufre esto, suele ser un gato inseguro, miedoso, a veces criado sin su madre y hermanos que le aporten autocontrol, y en una situación de shock (normalmente pánico, un susto grande), pierde el control y ataca muy violentamente, incapaz de parar. Se llama redirigida porque no suele atacar al estímulo que provocó ese shock (un ruido fuerte, la aparición de un perro que le asustó, la asociación con un olor característico que había en el momento del shock,...), sino que ataca a otro ser vivo que haya cerca, una persona, otro animal. El gato se asustó, se tensó mucho, y esa tensión la descarga en forma de agresión. Esta es la explicación más sencilla para que lo entendamos. Si esto ocurre, deja un trauma en el gato, que tras este primer episodio queda asustado, muy sensible a todo, y puede seguir perdiendo el control cuando se asusta o se estresa. Pese a lo complejo de la situación, es algo muy fácil de trabajar a nivel emocional y en positivo. Es más complicado trabajar con las personas que ya le han cogido miedo al gato. Pero de todas las situaciones podemos aprender nosotros. El gato también está asustado, no sólo tú. Se trata de volver al equilibrio, y trabajar ese miedo. Muy rara vez esto es un problema neurológico, ya que éste además suele llevar otros síntomas. Si la situación es tan clara como la explicada, ya sabemos lo que puede haber sido y que hay que trabajarlo en positivo, sin ansiolíticos sino devolviendo al gato un equilibrio emocional.
Mis gatos se llevan muy bien pero en momentos de cariño, cuando se lamen el uno al otro, se bufan y se pegan, ¿se llevan mal?
Se llevan muy bien. El lamido entre gatos no siempre ocurre en todas las relaciones, pero si es así, es la mejor señal de que se llevan muy bien. Con esto ocurre como con las caricias, a veces un gato es demasiado insistente con el lamido al otro, que se cansa, le bufa y se va. Es muy sencillo. Es como un "vale vale, ¡ya está, pesado!".
Mi gato está muy tranquilo y de repente, se sobresalta con cualquier cosa, se asusta mucho, pero yo no percibo nada en el ambiente.
Si hay miedo en esta reacción, debemos descartar un posible dolor o molestia física. Sobre todo si el gato de por sí no es miedoso en general. Además, si está asustado y nosotros no percibimos nada, hay que tener en cuenta que los gatos están conectados con otras dimensiones y notan, detectan y ven todo tipo de energías que nosotros no, y a veces, esas energías le asustan o le molestan. Fíjate en su entorno, en lo que pasaba cuando se asustó tan de repente, cómo es su lenguaje corporal antes, durante, y después, para entender qué ha podido pasar, incluso si se lame una zona en concreto que le pueda doler. Obsérvale, verás que siempre hay un motivo, aunque tú no lo veas.
Estoy acariciando a mi gato, y cuando le toco en una zona, gruñe, me bufa y se va corriendo.
Sobre todo si conoces a tu gato y esta reacción es nueva, creo que todos sabemos que puede tratarse de dolor. Es una reacción repentina, no como la primera que explicaba, que implica un lenguaje corporal previo que indica estrés. En estas situaciones, sí que es un cambio de temperamento repentino. Descarta un posible dolor o molestia y observa si se vuelve repetir, aunque el gato se mueva, salte, corra y parezca que está bien, esa reacción en momentos determinados ya es un síntoma de que algo no va bien, o que simplemente, no le gusta que le toquen en esa zona porque le crea inseguridad o no le gusta (la barriga por ejemplo), pero esto ha ocurrido siempre, no es algo nuevo.
Pues ya ves, ¡tu gato no está loco! Con una mayor comprensión de su comportamiento, mejorarás vuestra relación, evitarás situaciones que le incomodan, le darás más confianza y armonía, y podrás aprender mucho sobre tí y tu propio comportamiento.
Como siempre digo, los gatos siempre tienen razón, cualquier reacción está totalmente justificada y sólo debemos comprenderla y ayudarle a tener una relación armónica con nosotros y su entorno.
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