top of page

Por qué mi gato me ataca cuando duermo: Causas y soluciones.


Dormir con un peludo es una de las mejores experiencias que podemos tener, con nuestro querido amigo de cuatro patas. Cuando tiene los ojos cerrados y respira tranquilamente, es inevitable sonreír, y muy difícil no acariciarle. Sin embargo, a veces lo que debería de ser un sueño tranquilo se convierte en unos momentos que pueden llegar a ser muy tensos.

Este es un animal que, como sabemos, dedica gran parte del día a dormir, pero sólo descansará por la noche si realmente se encuentra cansado. De no ser así, los problemas podrían surgir. Si es esto lo que te ha pasado, y te gustaría saber por qué mi gato me ataca cuando duermo y qué puedo hacer para solucionarlo, no dudes en seguir nuestros consejos para que todo vuelva a la normalidad .

Índice.

  • 1 ¿Por qué ataca un gato?

  • 2 ¿Cómo evitar que lo haga?

¿Por qué ataca un gato?

El gato, hasta el más tranquilo, puede atacar en cualquier momento si siente que su vida está amenazada, si se siente muy estresado o ansioso, o si está enfermo o le duele algo. Pero también puede hacerlo para llamar nuestra atención sobre algo, por ejemplo, cuando los humanos no le dedicamos tiempo de calidad.

A menudo ocurre que el peludo se pasa horas y horas durmiendo, porque no tiene nada más que hacer. Cuando la familia llega después del trabajo, enseguida se tumban en el sofá a descansar y el peludo se queda ahí, a un lado, esperando a que jueguen con él. Pero eso nunca pasa, y al llegar la noche el felino ya no puede más y juega con las personas. No de la manera más apropiada, desde luego, pero es la única que sabe que los despertará. Claro que después de haberlos sacado de su fase REM, lo más seguro es que acaben por llevárselo fuera del dormitorio y cerrando la puerta para que no pueda entrar, lo cual es un error.

¿Cómo evitar que lo haga?

La respuesta en realidad es sencilla: hay que dedicarle tiempo y establecerle límites. Del mismo modo que se dedica bastante tiempo a educar a un hijo, hay que hacer lo propio con el gato, desde el primer día que llega a casa. Hay que hacerle saber que no puede arañar ni morder, pero que sí puede pasárselo muy bien jugando con nosotros cada día con una pelota, un plumero, una cuerda o una simple caja de cartón.

Si podemos permitírnoslo, tal vez sea una buena idea convivir con dos gatos. Ambos se harán compañía en nuestra ausencia, y seguro que más de una vez nos harán reír con sus travesuras. Pero, eso sí, esta es una decisión que hay que meditar bien: un segundo gato puede ser una alegría, pero si el gato que ya tenemos en casa no es muy sociable, lo más seguro es que no lo acepte. Antes de adoptar a uno, siempre va a ser más recomendable hacer de casa de acogida para ver qué tal se adaptan ambos.

Si te gusta esto comparte en tus redes sociales.


 
Publicaciones Relacionadas
bottom of page