Huesos para perros, ¿buenos o malos?
- Happy Dog
- 1 jul 2019
- 2 Min. de lectura
Todos los perros están preparados para roer y digerir huesos, un alimento que debe formar parte de una dieta equilibrada. Es responsabilidad del propietario el elegir huesos del tamaño apropiado, que no se astillen con facilidad, nunca cocerlos y que estén recubiertos de abundante carne.

Todos tenemos en nuestro ideario infantil la imagen de un perro con un hueso en la boca, pero lo que quizá queda bien para ilustrar los cuentos y para las películas de dibujos animados, puede no ser todo lo saludable que creemos para nuestras mascotas, aunque tenemos que decir que en ningún caso la ingesta ocasional de huesos crudos, salvo si estos son de pollo o fácilmente astillables, son una opción alimenticia contraproducente para la salud de nuestros perros.
Los veterinarios consideran que los huesos carnosos crudos tienen muchos beneficios para nuestras mascotas y que forman parte de una dieta equilibrada. Los dientes de los perros son capaces de triturar el material óseo y, posteriormente, un estómago más ácido que el de los humanos es capaz de descomponer los pedazos de hueso y sacar de este material las proteínas de colágeno.
En este sentido una mala decisión por parte de muchos propietarios es cocer previamente los huesos, algo desaconsejable por cuanto durante la cocción la estructura molecular y física de los huesos se modifica, haciéndolos astillables e indigestos. Así que si queremos darle un hueso a nuestro perro mejor que sea crudo.
Los beneficios de los huesos crudos para los perros se extienden hasta el marco de enfermedades graves como, por ejemplo, el cáncer, porque hay estudios que afirman que una dieta en la que se incluyan los huesos carnosos crudos contribuye a potenciar el sistema inmunológico. Adicionalmente, los huesos crudos contienen una buena cantidad de calcio y fósforo que son fundamentales para el buen estado del esqueleto canino.
Y hablando de caries y de salud bucal debemos destacar que los huesos son excelentes cepillos dentales. Raspan y sacan fuera los restos de alimentos, ayudando a prevenir las enfermedades causadas en las encías por la acumulación de sarro, al tiempo que la acción de roer es una forma natural de ejercitar las mandíbulas.
Con el fin de evitar que puedan contener algún tipo de parásito o de elemento patógeno, un buen consejo es congelar los huesos 72 horas antes de ofrecérselos a nuestro perro. Y puestos a elegir hueso nunca ofrecer aquellos que “soportan peso”, como fémur o los llamados “huesos para sopa”, ya que son extremadamente duros y son especialistas en agrietar y romper dientes; los llamados “esqueléticos” por producen estreñimiento y elegir los envueltos en abundante carne.
Comments