¿Te quiere realmente tu perro?
- Happy Cat
- 12 abr 2019
- 3 Min. de lectura

Confirmado. Los perros tienen un cerebro similar al de los seres humanos, incluso más de lo que e creía.Un nerucientífico autor de su libro nos relata qué es los se siente ser un can.
Se han hecho esta pregunta ¿Qué piensa su perro cuando te obserba? ¿Lo que realmente quiere y no solo por algo de comida? Esto tambien se lo cuestionaba el neurocientífico Estadounidende Gregory Berns, que tiene por mascota a Newt.
Para armarse de esta información, dejó sus investigaciones sobre el cerebro humano y se mentalizó en el cerebro de los perros. Todo comenzó hace cuatro años, con su perro y hoy en día cuenta con más de 100 animales, es la base de su último libro What It`s Like to Be a Dog, And Other Adventures in Animal Neuroscience.
Realizó su investigación con un escanéo de resonancia macnética, un examen que incluso es incómodo para los humanos porque se necesita una total inmovilidad. Para lograr que los canes ingresaran en el aparato y lograran quedarse quietos, el experto tuvo que recurrir a meses de netrenamiento. Cuando se logró este comportamiento, el objetivo principal fue responder a la interrogante de si los perros quieren más a la comida que a sus propios dueños, esta pregunta es la que más se hacian los dueños de las mascotas.
Para realizar esto Berns analizó el sistemas de recompensas del cerebro del animal. Es importante dejar en claro que ambas etructuras tienen una dferencia enorme en tamaño. El de los humanos consta de una zona reptil, que abarca todas las funciones básicas, como la respiración; la parte límbica que se responsabiliza de las emociones, y la neocorteza, encargada de las funciones ejecutivas, de razonamiento y el habla.
El cerebro de los perros no cuenta con esta última estructura y de ahí viene la diferencia de tamaño, parecido al de una ciruela o un limón, obviamente, mucho menor al de un ser humano.
A pesar de esta diferencia, Berns encontro algunas similitudes en sus cerebros. Una es que los perros pueden amar a sus dueños no solo por que les demos comida. Esto e comprobó gracias a una prueba en la que los entrenadores les enseñaron dos señales de manos.
Una significativa que si cumplian el orden obtendrían como recompensa un hot dog, y a otra significaba que no les darían comida como premio sino que solo caricias. En ese entonces el cientifico mediría el nivel de dopamina, lo que se conoce como la hormona de la felicidad.
Cuando estas señales fueron dadas por una persona externa, el cerebro de los perros presentó más niveles de dopamina que al momento de recibir comida. Pero cuando le tocó a los dueños se notó un aumento de mayor dopamina
Cuando ambas señales fueron dadas por un extraño, el cerebro de los animales presentó niveles más altos de dopamina al momento de recibir comida. Pero cuando fue el turno de los dueños, se vio un aumento mayor de dopamina durante la segunda señal, es decir, la de las caricias. Al comparar las respuestas, el investigador mostró que la mayoría de los perros respondieron a los cariños y a la comida de la misma forma. Pero el 20 por ciento de ellos tuvo mayor actividad cerebral cuando los acariciaron. Con esto concluyeron que las mascotas aman a sus dueños al menos tanto como a la comida.
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