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Una familia rescató a un perro de una muerte segura. Años después, él murió salvando sus vidas en un

  • Foto del escritor: Happy Cat
    Happy Cat
  • 26 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

La familia dice que lo primero que salvó Zero fue a sí mismo.

Tenía un mes de edad y estaba solo, en el costado de una carretera de Texas, en EE.UU. El cachorrito de Gran Pirineo abandonado cojeaba gracias a un tobillo roto. Su pelaje robusto se había perdido debido al descuido. Es así como Laura Martínez y su familia encontraron a su perro, hace tres años.

El veterinario les dijo que Zero no tenía posibilidad de recuperación y le aconsejó a la familia que lo durmieran. Pero no podían hacerlo. Los niños de Martínez ya estaban encariñados – además, todos estaban de acuerdo en que veían algo especial en el pequeño perrito. Hoy, Martínez dice que esa es la única razón por la que sigue con vida.

“Sentíamos como que el encuentro no era coincidencia,” dijo en una entrevista. “Y que lo que hizo por nosotros era algo que debía hacer. Esta forma de pensar es lo único que nos ayuda a seguir adelante.”

Claro que no sabía nada de esto cuando llevaron a Zero a su hogar, mucho antes de que un hombre con una pistola disparara su arma en el cumpleaños de una niña y cambiara su familia para siempre. Todo lo que sabían entonces era que su nueva mascota necesitaba su ayuda.

Los niños lo llamaron Zero, en dedicación al perrito fantasma de Jack Skellington en “El extraño mundo de Jack” de Tim Burton. Era tan enfermizo cuando pequeño, que lo describieron como efímero, espectral – pero firmemente leal. Pero más tarde, después de que Zero peleara y lograra recuperar su salud, con sus patitas bien firmes en el mundo de los vivos, la familia cambió su nombre a “Zero el héroe.”

Es Martínez quien dice que Zero salvó su propia vida. Pero en realidad fue ella – ella y su gran familia – quienes lo rescataron cuando él lo necesitaba. Algunos años después, Zero hizo lo mismo por ellos.

El diez de Marzo, la hija de los Martínez estaba celebrando sus 12 años cumplidos. Su casa estaba llena de niños, más de una docena, entre cinco y 15 años, y el ambiente era de felicidad. En el pórtico del frente, Martinez estaba asando salchichas y hamburguesas, Zero yacía a sus pies, y su hijastra y dos hijos conversaban junto a ella. Sin embargo, cuando un “amigo” de la familia se estacionó en su pórtico, esperaba problemas.

Martínez había enfrentado al joven, Javian Castaneda de 17 años, el día anterior, diciéndole que sospechaba que él había entrado a robar a su casa y se fue con dinero y algunas joyas. La policía dijo que Castaneda y la familia discutieron en el pórtico, cuando Castaneda la golpeó en la cara. Uno de sus hijos trató de pelear con él, pero Castaneda sacó una pistola.

“Nadie de nosotros sabía que tenía una pistola,” dijo Martínez, recordando los años en que Castaneda jugaba en el equipo de fútbol americano de sus hijos, y dormía en su casa.

Por lo que recuerda Martinez, Castaneda disparó al menos nueve veces. Su primer tiro golpeó la puerta del garaje. Ante el sonido, Zero inmediatamente saltó para atacar a Castaneda. Martinez, quien se encontraba momentáneamente aturdida, vio a su perro atacar.

“Como… como supiste hacer eso?” se preguntaba en el minuto, recordando que Zero nunca recibió entrenamiento de algún tipo.

Fue entonces cuando Castaneda le disparó a Zero en el pecho. Continuó disparando, hiriendo a uno de los hijos de Martínez en el pié. Zero se levantó nuevamente y saltó contra Castaneda nuevamente, atacando su brazo.

“Zero lo hizo instintivamente,” dijo Martínez. “Supongo que comprendió inmediatamente que cuando la pistola lo golpeó, que dolería, y fue contra eso.”

Castaneda le disparó a Zero en la oreja, y luego le dio dos veces a su hijastra en la espalda. Zero intentó atacar una vez más pero recibió otro disparo en el estómago. Martínez corrió tras su Zero y Castaneda le disparó en la pierna y huyó.

“Puedo decir honestamente que no estaríamos aquí, ninguno de nosotros, si no fuera por Zero,” dijo Martínez. “La única razón por la que todas nuestras heridas fueron debajo de la cintura fue porque Zero continuaba atacando su brazo… no le dejó apuntar nunca.”

Después del tiroteo, uno de los hijos de Martínez llevó a Zero inmediatamente al veterinario. Martínez dijo que quería acompañarlos pero no pudo pues fue llevada al hospital para tratar sus heridas.

El ataque había dejado a Zero paralizado y con minutos de vida cuando llegó al veterinario. Esta vez no pudieron salvarlo.

Castaneda fue arrestado unos días después y se encuentra en la cárcel.

Martínez dijo que la mayor pérdida, más que las heridas que habían sufrido, más que el susto y trauma que los pequeños de la fiesta se llevaron, más que cualquier cosa, fue la pérdida de Zero. Zero, quien ya nunca estaría junto a ella, echado a sus pies mientras cocina, o junto a ella en su cama, o esperándola a que saliera de la ducha.

En cambio, le erigieron un memorial en su honor en el jardín frontal, con letreros que le recuerdan a la familia y al mundo de un perro que se ganó su sobrenombre más de una vez: “Zero nuestro héroe.”

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