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Los perros y el engaño táctico

  • Foto del escritor: Happy Cat
    Happy Cat
  • 14 jun 2018
  • 2 Min. de lectura

La ciencia lo confirmó, los perros son muy astutos cuando se trata de manipulación. Según el estudio de Animal Cognition, los perros son capaces de manipular a sus amigos humanos para lograr sus fines, ya sea para conseguir comida, recibir un masaje en la panza, subirse a la cama o cualquier cosa que deseen. Para los investigadores de la Universidad de Suiza, que realizaron el estudio, los perros implementan una táctica llamada “engaño táctico”

La investigación comenzó cuando la investigadora principal del departamento de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales, Marianne T. B. Heberlein, observó que uno de sus canes engañaba a otro para importunar su siesta, mirando por la ventana y fingiendo ver algo muy interesante. Así fue como Heberlein quiso descubrir si se podía dar esta conducta entre un perro y un humano.

El experimento contó con un total de 27 perros, vinculados a humanos con distintos roles: los dueños de cada perro, humanos desconocidos que les daban golosinas (cooperativas) y, finalmente, humanos desconocidos que les negaban las golosinas (competitivos).

“Los perros tuvieron que aprender si la persona asignada era cooperativa o competitiva, y luego la guiaban hacia tres cajas: una de ellas contenía la comida favorita del perro, otra la comida que no les gustaba y la tercera estaba vacía. Los perros aprendieron la técnica con mucha rapidez. Cuando llevaban a la persona que no compartía comida con ellos, la guiaban hasta la caja vacía. Sin embargo, si la persona que les acompañaba sí compartía la golosina con ellos, la guiaban hasta la caja con su comida favorita”

Finalmente se comprobó que los perros son unos estrategas utilizando el engaño táctico a la perfección y son capaces de entender y distinguir los tipos de comportamiento humano para ajustarse a él en función del beneficio que van a obtener. Además según el trato que reciben se comportan de forma amistosa u hostil.

Heberlein afirmó que el experimento otorgaba un mejor entendimiento de los perros, enseñando sus habilidades cognitivas y su flexibilidad para convivir entre los humanos. Además agregó que los perros se mostraron muy flexibles en su comportamiento. No se limitaron a una regla estricta, pensando en las diferentes opciones que tenían y actuaron de la forma que más les convenía.

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