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Trucos para que tu perro acuda a tu llamada.

  • Foto del escritor: Happy Cat
    Happy Cat
  • 6 mar 2018
  • 6 Min. de lectura

Uno de los problemas más frecuentes a los que se enfrenta todo hijo de vecino con perro es la sordera selectiva y temporal de su fiel amigo.

Los perros tienen el oído mucho más desarrollado que los humanos, y te pueden oír mientras abres un paquete de patatitas desde kilómetros de distancia, pero si lo llamas por su nombre cuando estás en el parque, de pronto tu perro se vuelve más sordo que un gato de porcelana.

El ejercicio de la llamada puede ser el más importante y el que mejor entrenado tienes que tener con tu perro.

Da igual que no sepa sentarse, que no sepa echarse, da igual que te tire de la correa cuando vas caminando por la calle, incluso da igual si te mea la alfombra. Todo da igual si un día sueltas a tu perro, lo llamas y no vuelve nunca más.

Por suerte, este problema no es muy difícil de solucionar. Entendiendo su mecanismo, con un poco de constancia y dedicación, podremos curar esa discapacidad auditiva.

Si una bolsa de patatitas puede hacer que venga, ¿no vas a poder tú?

¿POR QUÉ NO VIENE CUANDO LO LLAMO?

Antes de explicarte cómo enseñarle a que venga, te voy a explicar por qué no viene cuando lo llamas. Que entiendas esto es importante para entender cómo solucionar el problema.

1. Ha asociado su nombre con un estímulo negativo. No va porque no le conviene.

Imagínate que tú y yo somos amigos y que casi siempre que te llamo por teléfono es para reñirte o para discutir. A la larga, vas a dejar de responder a mis llamadas; incluso si tienes un tono personalizado solamente para mí, vas a acabar odiando esa melodía.

Pero ahora imagínate que siempre que te llamo estoy de buen humor y me intereso por tu vida, te pido que me cuentes lo que te ha pasado e intento ayudarte en lo que pueda. Al cabo de un tiempo, cuando escuches mi melodía tu sensación será muy distinta y querrás cogerme siempre el teléfono para que hablemos, ¿verdad?

2. Eres su segundo plato. Solo va si no tiene otra cosa mejor que hacer.

Imagínate ahora que hablar conmigo ni te va ni te viene, no discutimos, pero te suelo aburrir con mis historias monótonas.

¿Si estás viendo una película entretenida me cogerás el teléfono?

No. ¿Y si estás aburrido en la sala de espera de la seguridad social desde hace dos horas?, seguramente sí.

Piensa ahora que soy tu novio y estamos locamente enamorados, me cogerás el teléfono aunque estés viendo la peli, ¿a que sí, cari?

3. No sabe cómo se llama. Le has gastado el nombre.

Vamos a seguir imaginando.

Piensa ahora qué pasaría si todas las personas tuviéramos el mismo tono de llamada en el móvil. Muchas veces no cogerías el teléfono, pero no porque no lo estuvieras oyendo: no lo cogerías porque no sabrías que te están llamando a ti. Te volverías “inmune” a ese sonido.

Lo mismo pasa con tu perro, lo has llamado tantas veces cuando no tenías que hacerlo, que no asocia su nombre con la acción de venir hacia ti.

RESUMEN

Como has podido observar, tu perro no te hace caso porque:
  • Tiene asociado su nombre con estímulos negativos.

  • Lo que está haciendo es mucho más divertido e interesante que lo que le estás ofreciendo tú a cambio.

  • No tiene asociado su nombre con la acción de ir hacia ti.

  • Entendiendo esto es mucho más fácil saber qué tienes que hacer para corregirlo, ¿verdad?

¿CÓMO ENTRENAR LA LLAMADA PERFECTA?

Para conseguirla, vas a tener que enseñar a tu perro que cuando pronuncias su nombre le va a pasar una cosa genial. Algo que a él le encanta y que además es muchísimo mejor, más divertido y más interesante que el resto de cosas que hay a su alrededor.

Si lo haces así es imposible que se resista.

Para lograrlo solamente tienes que seguir estos cómodos y sencillos pasos:

1. Asociar su nombre siempre con un estímulo positivo.

Tienes que llamarlo por su nombre al mismo tiempo que le das algo de comida rica, trocitos de salchicha por ejemplo.

Primero tienes que practicar en un ambiente controlado (dentro de casa) y, cuando lo haga bien, subes de nivel y lo haces al aire libre. Pero recuerda, es importante que sea en un ambiente sin ninguna distracción.

Para evitar que se vaya y estropear el entrenamiento, lo tendrás atado con una cuerda fina de 4-5 metros.

El procedimiento es el siguiente:

  • Le enseñas la comida para que sepa que vais a trabajar, te alejas corriendo y lo llamas. Posiblemente vaya hacia ti aunque no lo llames, pero aprovecha para llamarlo igual: así asociará mejor su nombre con la acción de ir hacia ti alegre para recibir un premio

Después tendrás que ir complicando un poco las cosas:

  • Primero empezarás por lugares con más distracciones (siempre con correa).

  • Después volverás a los lugares sin distracciones para hacerlo sin correa.

  • Cuando lo hayas conseguido, el siguiente paso será salir a pasear con él por una zona tranquila y sin distracciones. Llevarás a tu amigo suelto y aprovecharás los momentos en los que está caminando hacia ti para llamarlo y ofrecerle su premio.

  • Después de hacer esto varias veces, irás complicando el ejercicio y lo llamarás cuando esté más lejos, incluso cuando esté distraído oliendo algo en el suelo.

Atención: Si llevas mucho tiempo estropeándole el nombre, avanzarás más rápido si utilizas otro nombre distinto para llamarlo o palabras que nunca hayas utilizado como: ven, aquí, here…

-El “tenis-perro” es un juego que podéis practicar y os ayudará mucho. Prueba a ir con un amigo aun sitio tranquilo y despejado (un parking de un centro comercial en domingo, por ejemplo), coged un puñado de trozos de salchicha cada uno y alejaos. Mientras uno llama al perro el otro tiene que sujetarlo y no lo soltará hasta que el perro esté nervioso y lloriqueando por que le dejen ir. Al llegar se le da el premio y se repite el ejercicio en dirección contraria. Esto se puede hacer 10-15 veces, pero hay que parar antes de que el perro se canse y/o se aburra.

2. No asociar nunca su nombre con un estímulo negativo.

Esto quiere decir que nunca, nunca, nunca jamás lo llames por su nombre para reñirlo. Haciéndolo de esta manera estarás estropeando esa asociación que queremos conseguir de nombre-premio.

Tampoco se puede hacer nunca de los jamases eso tan típico y que hemos hecho todos de reñir al perro porque no ha venido cuando lo hemos llamado.

Acudir a nuestro lado cuando lo llamamos tiene que ser lo más guay/divertido/molón/gratificante/chachi/estupendo del mundo. Si pretendemos que venga para darle una colleja, estamos enseñándole precisamente todo lo contrario de lo que queremos: tu perro no es tonto y aprenderá a no venir a la llamada para evitar ese capón.

Otro estímulo negativo sería llamarlo únicamente para ponerle la correa y llevártelo a casa. Si se lo está pasando genial jugando con sus amigotes perrunos, entenderás que pase de ti y se haga el sordo para que no le estropees la fiesta.

3. Ser lo más motivante de su entorno.

No podemos pretender que deje de jugar con un grupo de perros, en plena excitación, para que venga con nosotros si este ejercicio no lo hemos entrenado antes. Y mucho menos si es para ponerle la correa y volver a casa.

La motivación hay que construirla desde la base. Por eso debemos empezar en un lugar sin distracciones y después, poco a poco, ir subiendo de nivel.

Esa es la razón por la que debemos empezar a practicar en casa, para después ir a un lugar tranquilo al aire libre, pero sin perros, niños jugando a la pelota ni nada parecido.

Cuanto más tiempo le estés enseñando que venir a ti es lo mejor que puede pasarle, más fácil será que te haga caso cuando lo llames en sitios con distracciones.

4. Evita los fallos.

No lo llames nunca si sabes que no te hará caso. No cometas ese error. Si lo llamas repetidas veces y no viene, a lo que le estás enseñando es a “desobedecer”.

Aprenderá que puede oír su nombre, pero no pasa nada si no va hasta que lo llames 20 veces.

Si se diera esta situación, tienes que atraerlo a ti de una manera que a él le apetezca ir. Capta primero su atención silbando, cantando o moviendo los brazos y una vez que veas que te está mirando, llámalo de una forma alegre (aunque por dentro estés colérico), echa a correr en dirección contraria y utiliza todos los recursos que tengas para sobornarlo: una pelota, comida…etc

NOTA

Te he explicado únicamente las formas de entrenar el ejercicio de la llamada “por las buenas”. Existen otras formas de hacerlo “por las malas” si estas no dan resultado, pero es mejor que primero pruebes con estas durante un tiempo.

Si ves que no te dan resultado, escríbeme para que pueda aconsejarte o ponte en contacto con un profesional para que te ayude.

¿Te gustó?, no dudes en compartir. :)


 
 
 

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