Una joven de 15 años regresaba de un largo fin de semana y se disponía a reencontrarse con su familia en su casa de Kotzebue, Alaska, para ello abordó un vuelo desde Anchorage, sin embargo, su arribo demoró un poco más de lo normal debido un gato.
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Cuando la muchacha se dispuso a abordar la nave de Alaska Airlines lo hizo tranquilamente, ubicándose en el asiento que le correspondía, minutos después entró en una especie de pánico al ver a una mujer con un gato en brazos. La razón no era otra que la menor sufría de una terrible alergia a los gatos. Evidentemente ambas no podían viajar hasta Alaska en el mismo vuelo.
Entonces la quinceañera hizo saber su molestia al personal de tripulación y les pidió una solución lo más pronto posible pues no podía soportar su problema hasta llegar a su destino. Las encargadas le explicaron que la otra mujer no llevaba al gato por capricho y que era su “apoyo emocional”, además que compró el ticket con la condición que le permitieran cargar al felino dentro. No obstante, la joven insistió en que se bajase al animal, por lo que los ánimos se caldearon un poco, a pesar de que intentaron poner lo más lejos posible a la muchacha del gato.
Al seguir la situación sin solucionarse, una de los responsables de atención al cliente se acercó para explicar que debido al panorama quien debía abandonar el vuelo era la quinceañera pues nunca avisó a la aerolínea de su problema alérgico por lo que ellos no pudieron tomar las precauciones necesarias. Finalmente, la joven obedeció y se bajó, ella fue reubicada en otro vuelo que saldría algunas al día siguiente.
Algunos especialistas del mundo de las aerolíneas han criticado el comportamiento de Alaska Airlines por mala impresión que se deja en cuanto al servicio al cliente para todo el rubro.
El portal argentino Infobae citó una entrevista del diario estadounidense The Wall Street Journal al presidente de la reconocida aerolínea Delta, donde se indica que esta empresa transporta al menos 700 personas con animales por “apoyo emocional”.
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