Los bigotes son un conjunto de 12 pares de pelos que están a cada lado del hocico del gato , dispuestos en cuatro filas bajo un patrón tan individual como nuestras huellas dactilares. Pequeñas agrupaciones de vibrisas están situadas en otras partes del cuerpo: bordes exteriores de las mejillas, sobre los ojos a modo de cejas y en la parte posterior de las extremidades delanteras.
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Son el doble de gruesos que el pelo de cobertura y sus raíces se encuentran mucho más profundas. Presentan una rica vascularización y muchas terminaciones nerviosas que envían las señales a una zona concreta del cerebro. Están además conectados a músculos, lo que les permite orientarse hacia atrás y hacia adelante, y las dos filas inferiores pueden moverse de forma independiente de las dos superiores. Cada bigote se comporta como un receptor complejo que permite al gato detectar incluso los cambios más pequeños en el medio ambiente, tales como las corrientes de aire, cambios en la presión, la temperatura o la dirección del viento.
Los bigotes son una extensión del sentido del tacto y su percepción es tan delicada que se puede afirmar que son tan sensibles como nuestras manos e incluso mejores, ya que son capaces de percibir objetos sin necesidad de tocarlos. A medida que el aire se mueve, los bigotes vibran, y los gatos utilizan el mensaje que envían estas vibraciones para detectar la presencia, el tamaño y la forma de los objetos cercanos sin necesidad de verlos o tocarlos, lo que les permite saber que hay un objeto allí, incluso cuando está a oscuras. Esto es esencial para los gatos porque tienen problemas para enfocar objetos muy cercanos.
Suelen ser tan largos como ancho es el cuerpo de un gato, por lo que ayudan a determinar la capacidad del gato para pasar por espacios reducidos. Como la longitud de estos bigotes viene determinada genéticamente, en gatos obesos pueden perder esta función.
Las emociones también tienen una relación profunda con la apariencia y posición de los bigotes. Cuando se sienten amenazados, todos los pelos se echan hacia atrás y se pegan en la cara. Según su posicionamiento también indican el estado de ánimo, como una postura tranquila y pasiva, agresiva o defensiva.
¿Qué ocurre si se cortan?
Un gato sin bigotes tiene problemas para estimar el espacio de su alrededor y fácilmente puede quedar atrapado en algún paso. Además, debido al hecho de que los bigotes son importantes para el equilibrio, sin ellos tienen problemas para caminar en línea recta y muchas dificultades para correr.
Curiosamente, los experimentos realizados con gatos de bigotes cortos también demuestran que tienen dificultad para calcular las distancias con precisión y así es como pueden caer desde balcones o árboles, así como de vez en cuando chocar con objetos.
Por suerte para los gatos, incluso si alguien es tan cruel como para cortarles los bigotes o éstos están dañados por una pelea o enfermedad, al igual que con los otros tipos de pelo, volverán a crecer, siempre y cuando el propio folículo no esté dañado y tenga capacidad de regeneración.
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